Atomización de expansión casi crítica

En el proceso NEA (Atomización de expansión casi crítica), el dióxido de carbono se utiliza en este proceso para la atomización y la cristalización del producto. El producto sometido al proceso se mantiene en fase líquida en un tanque de alimentación a temperatura controlada y posteriormente se transporta, a la presión deseada, a la “torre de atomización” donde entra en contacto con el dióxido de carbono liberado a presión atmosférica.
El resultado es la formación de gotitas microscópicas (atomización) inmediatamente enfriadas a temperaturas muy inferiores a 0 °C.

El lípido se cristaliza en una forma estable, y el material particulado obtenido tiene una estrecha distribución de tamaño en el rango de 8 a 100 micras. Los parámetros del proceso (presión y temperatura del dióxido de carbono y producto) se regulan en función del tamaño de partícula deseado. La posibilidad de trabajar pequeñas cantidades de producto incluso con muy bajo punto de fusión es una ventaja indiscutible frente a los procesos convencionales. El contacto directo entre el producto y el dióxido de carbono también asegura el aprovechamiento óptimo de las propiedades del gas criogénico.
El producto obtenido puede ser inmediatamente insertado en las etapas de producción, mezclado o envasado en atmósfera modificada utilizando el dióxido de carbono derivado del proceso. Con el proceso NEA son posibles aplicaciones especiales, por ejemplo, en el campo farmacéutico, donde se requieren partículas finas (5 – 30 micras) para la inserción de ingredientes activos en una matriz.